jueves, mayo 20, 2004

Pá siempre

chiquita
de nueve o diez años, feo peinado, pre-adolescencia en puerta y en tiempos del auge de los colores °fosforilocos°... me encontraba en uno de mis viajes a Ciudad Guzmán y una de mis visitas obligadas al templo más grandote que por ahí estaba...

me puse de repente rezando lo más sinceramente que recuerdo haber rezado, era una de esas veces que hasta se calienta la panza de credulidad y la fiebre de estar enmedio de filas enormes de cirios calientes y con alguien a quien creía tan fuerte y amable como para hacerme caso y ayudarme... tanta emoción me hacía sentirme mareada

le recé y le recé que no me dejara crecer

que me dejara ser niña hasta que me muriera, o bien, que mejor me muriera en ese entonces si es que el crecer ya era un hecho inevitable...

¡Pero por el espíritu santo!

vaya que me ignoró!

...

pero ahora me pongo a pensar en todo aquéllo que buscaba con mi pretendido peterpanismo, y lo único que recuerdo como entrañable es que podía ser totalmente irresponsable de mis actos. Incluso mi biendormir se lo atribuía alguien más como parte de sus obligaciones paternales, y todo lo malo que hacía yo, hacía sentir a alguien culpable por maleducarme o darme un mal ejemplo...

ju ju ju

de todos modos mentiría si dijera que he dejado de regocijarme cuando me escabullo de algunas de las responsabilidades de mis actos.

¡NADA!

ya creció de cuerpo, ya ni modo


ya no le queda impunidad para gastar



...................


y ahora, unas palabras de reflexión




San Jorge Bendito
amarra a tus animalitos
con tu cordón bendito
para que no me vayan a picar
ponzoñosos
por que ya me voy a dormir